miércoles, 8 de mayo de 2013


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14:30 de un jueves de junio.
La campana de la libertad suena puntualmente.
               La joven de 16 años sale la primera de clase, nerviosa pero emocionada.

Una hora antes.
               Él: “Amor, tengo la tarde libre. ¿Quedamos para comer?”
               Ella: “¡Genial!”
               Él: “Excelente. Te espero en la entrada del instituto.”
               Ella: “Muy bien, ¡Te quiero!”
               Él: “Lo sé, algo me habías comentado, enana”
               Ella: “¡Capullo!”
               Él: “Un momento, ¿Estás hablando ahora conmigo?”
               Ella: “No, si te parece estoy cantando una ópera.”
               Él: “No te pases, cariño. Estoy oliendo sarcasmo.”
               Ella: “Pero que listo que es mi novio.”
               Él: “Madre mía, apesta a sarcasmo.”
               Ella: “Pues dúchate, que así te abrazo aun más.”
               Él: “¿Es una indirecta de que huelo mal?”
               Ella: “Es una indirecta de que cada día te quiero más.”
               Él: “Mmmm… Bueno, te creeré.”
               Ella: “Hazlo, porque no estoy atendiendo en clase para hablar contigo.”
               Él: “¿Ves? Eso es lo que te quería preguntar cuando de pregunté si estabas hablando conmigo.”
               Ella: “Me lo suponía y por eso te vacilé, para poder hablar más contigo.”
               Él: “Ah, muy bonito. O sea, que si ahora suspendes, es culpa mía ¿No?”
            Ella: “Por supuesto. Y aunque no me hubieras distraído por el móvil, también suspendería por tu culpa.”
               Él: “¿Por?”
               Ella: “Porque no puedo dejar de pensar en ti.”
               Él: “Bueno, pues no te distraigo más, enana.”
               Ella: “Jooo…”
               Él: “Hasta dentro de cuarenta y cinco minutos, María. Te quiero.”
               Ella: “¡Adeus! Te quiero, Mateo.”

14:34 de un jueves de junio.
Por fin, llega a la salida del instituto y con ilusión hace una instantánea pasada de mirada. Nada. Ni rastro de Mateo.
               -Eres un capullo –dice María sonriente en voz alta, pero lo suficiente para que nadie la oiga.
               -Que, ¿Te han vuelto a dar plantón? –Pregunta una voz a su espalda mientras le abraza por la cintura y le da un sonoro beso en la mejilla derecha a María.
               -Si él es un capullo, vosotras lo sois el doble –responde María intentándose mostrar seria y enfadada mirando a sus mejores amigas: Eva y Clara. Pero pronto estalla en carcajadas, con ellas es imposible mantenerse seria y firme.
               -Puede ser María. Per sabes que sin nosotras no podrías vivir –reprocha Clara dándole un abrazo de despedida a su amiga. María se los devuelva a ambas y las despide con otro sonoro beso en la mejilla de cada una.
               -¡Hasta luego, cariño! –Grita Clara diciéndole adiós con la mano.
               -¡Recuerda que si te dan calabazas, nosotras estamos aquí! –Grita Eva con una amplia sonrisa picaresca en el rostro. María baja la cabeza avergonzada por las palabras de su amiga. Lo ha dicho muy alto y unos cuantos curiosos la están mirando.
               Sus amigas se pierdan calle abajo, la que va en dirección al parque de Castrelos. Menudas capullas. Pero a decir verdad, si que es verdad que no podría vivir sin ellas. Eva y Clara, lo son todo para la adolescente. Siempre han estado a su lado, desde los momentos más difíciles a los más alegres. Son hermanas de otra madre, uña y carne, almas gemelas. Se las conoce por varios motes, el más famoso es el de Las tres Mosqueteras. Es imposible negarlo, las ama.
“¿Pero dónde te has metido?” Mateo no da aparecido y ya lleva casi quince minutos esperándolo. Nunca llega puntual, nunca. Siempre se excusa diciendo que se perdió por el camino, ¡Qué mentiroso! Mateo se conoce la ciudad de Vigo como la palma de su mano. Siempre recorre las transitadas calles en su moto. Como le encanta la moto de su novio, pero le encanta aun más él, con sus ojos color miel, su pelo corto en punta de un color rubio muy oscuro y luego sus camisetas. Informales total: camisetas de grupos de metal como Iron Maiden, Pantera, Megadeth… Rajadas adrede que le dan un atrevido toque de rebeldía. Ama a Mateo, quizás es pronto para decirlo, pero que sea el chico de su vida. Sí, seguro que lo es.
               “Capullo, hoy te estás luciendo”. María se separa el flequillo de la cara y resopla aburrida. Normalmente, Mateo tarda en llegar, pero lo de hoy, es excesivo. ¡Ya ha pasado media hora! Ha probado a llamarle tres veces y nada, su novio no da señales de vida. ¿Habrá tenido un accidente con la moto? Imposible, ese chico monta mejor en moto que anda. Pero todo puede ser… Tonterías.
               Prueba a llamarlo otra vez. Nada. Se vuelve a colgar la mochila a la espalada y comienza a caminar, rumbo a la parada de bus. Ya se ha cansado de esperar.
               -¡MARÍA, CORRE! ¡SUBE! –Grita una voz en la distancia que por momentos se va acercando.
               La chica reconoce al momento la voz: ¡Mateo! Por fin ha llegado. Ilusionada, María se vuelve y ve que su novio llega con la moto a toda velocidad y frena en seco delante de ella.
               -Hola, cariño –dice sonriente María acercándose a su novio con el propósito de quitarle el casco y darle un gran beso en sus dulces labios.
               -¡No hay tiempo! –Responde Mateo. Agarra del brazo a su novia y la hace sentar en la moto. Él también monta y haciendo rugir el motor, arranca.- ¡Nos largamos!
               A gran velocidad, la moto se incorpora en la carretera y como si de una carrera se tratase, va adelantando los coches de una manera vertiginosa pero elegante.
               -¿A dónde vamos? –Pregunta María gritando para poderse hacer oír.
               -No lo se
               -¿Ocurre algo? –Vuelve a preguntar María al escuchar el tono nervioso de su novio.
               -Nada, tranquila –responde Mateo intentando disimular su miedo.
               María sabe que algo pasa, pero decide no insistir, Mateo, ya se lo contará. Abraza a su novio con más fuerza por la cintura, cerrando los ojos y relajándose. Ama ir con Mateo en la moto, tiene la sensación de que vuelan por un mundo sin preocupación.
               Pero al contrario, Mateo no está nada relajado, ya que aquellos Arios les están pisando los talones. Y son gente peligrosa, muy peligrosa y eso el chico lo sabe muy bien.

miércoles, 1 de mayo de 2013


Hace dos semanas, María comenzó una apasionada relación con Mateo, un chico de 19 años al que ama. Sin embargo, pocos son los que verdaderamente conocen al chico, que con un pasado oscuro y un misterio tras de si, intenta pasar página y afirma querer a su novia, pero los sentimientos muchas veces traicionan a la mente.
               Al mismo tiempo, Sergio; el hermano de María, se enamora de la chica equivocada y también descubre que su hermana pequeña, está saliendo con Mateo, un supuesto asesino Ario con el que en el pasado, tuvo serios problemas.
               María, Mateo, Sergio, Irene, Andrés, Eva, Clara y Aldara, tendrán que enfrentarse al amor, mentiras y traiciones, fiestas, peleas, movidas memorables, enfrentamientos entre bandas, relaciones apasionadas… Todo cabe en una historia romántica como lo es PARÁLSIS PERMANENTE.